lunes, 13 de diciembre de 2010

Tras la Ruta Jesuita

Fuente:latercera.com

Descubierto hace 340 años, este paso navegable que une Chile con Argentina es una de esas hazañas desconocidas de la historia patagónica. Hoy, quienes tienen la oportunidad de recorrer esta ruta, en automóvil, caminando y terminando arriba del catamarán que conecta los lagos andinos, entienden la fortuna que tuvieron estos misioneros al salir a terreno.

La historia es más o menos así. En 1670, un grupo de jesuitas de la isla de Chiloé decidió salir en busca de un cruce navegable hacia la Patagonia argentina, con el fin de establecer una misión en zona tehuelche.

Arriba de piraguas, los misioneros se embarcaron en Castro y se adentraron por el Seno de Reloncaví. Luego, exploraron Chile continental, mientras el Estuario de Reloncaví les dio la oportunidad de continuar navegando por una franja oceánica que se abría paso por una inexplorada naturaleza.

Tras unos días remando, las aguas saladas llegaban a su fin, pero los religiosos no estaban dispuestos a dar marcha atrás. Chalupas al hombro, se internaron por la tupida vegetación, subieron y bajaron cerros, atravesaron ríos y lagunas, hasta que el 1 de noviembre de 1670 llegaron al lago Todos los Santos, bautizándolo así por el día en que pisaron su orilla.

Piraguas al agua y a remar hacia las montañas andinas. No demoraron mucho en dar con el río Peulla y salir a Argentina por el lago Frías y luego el Nahuel Huapi.

Al otro lado de la cordillera, fundaron la misión Nahuel Huapi, que se estableció durante 50 años, debiendo abandonarla en 1718, tras la muerte de cinco misioneros en manos de los indígenas de la zona.

Hoy, la Ruta Jesuita puede hacerse sin tanto esfuerzo, atravesando típicos pueblos del sur de Chile en auto o bus y contemplando muchos parajes que han permanecido inalterados, igual que hace 340 años, cuando los expedicionarios religiosos descubrieron, sin proponérselo, una interesante ruta turística.

BORDEANDO EL SENO
Siguiendo fielmente esta ruta, el viaje comienza navegando el archipiélago de Chiloé en barco. Tras dejar atrás el Golfo de Ancud, Calbuco da la bienvenida al Seno de Reloncaví. Fundado en 1602, este pueblo debió ser parada obligada de los religiosos en busca de provisiones y descanso. Hoy,un buen lugar para ello es el Gran Hotel Calbuco (tel. 65-461833).

Saliendo a caminar entre sus dos caletas, pasando por su hermosa iglesia de maderas amarillas, se descubre su ubicación: sobre una colina, en una isla unida al continente por un piedraplén y protegida del Pacífico por un archipiélago del cual Calbuco es centro de abastecimiento. Puluqui, Quenu y Chaullín, esta última con un bosque de arrayanes, son algunas de las islas que cuentan con desolados paisajes que dan al Pacífico. Pequeñas embarcaciones salen a cada una de ellas todo el año.

Desde Calbuco, los misioneros atravesaron el Seno de Reloncaví, hasta llegar al estuario del mismo nombre.

Para llegar aquí se debe bordear el seno en bus o en auto, pasando por los variados atractivos de Puerto Montt, pueblos salmoneros y 20 mil hectáreas de alerces que se decidieron proteger, fundando en 1982 el Parque Alerce Andino.

El asfalto termina en La Arena, localidad que da inicio al Estuario de Reloncaví. Para internarse por él se debe cruzar a Caleta Puelche, mediante transbordadores que zarpan nueve veces al día y navegan durante media hora ($ 8.000 autos y camionetas).

ESTUARIO TURISTICO
El camino de ripio que corre paralelo a este brazo de mar se rodea de bosques y prados, donde las ovejas parecen marcar soberanía.

La primera parada es Puelo. Pueblo ideal para descansar una o unas cuantas noches en alguno de sus excelentes lodges, pues si hay algo que destaca a esta silenciosa villa es la calidad de su pesca con mosca, que este año adelantó su temporada a mediados de septiembre, por lo que muchos aficionados ya disfrutan de excursiones de pesca organizadas por lodges situados entre la desembocadura del río Puelo (www.victorialodge.cl) y la laguna Tagua Tagua (www.posadapuelo.cl), ubicada 12 km hacia la cordillera.

Tras una hora de camino, surge Cochamó, principal pueblo del estuario, que destaca por sus casas de madera y su espigada iglesia chilota.
Un destino turístico que toma vuelo es el valle de Cochamó, que da refugio a bosques vírgenes, ríos y muros de granito que desafían a escaladores de todo el mundo. El Lodge Campo Aventura (www.campoaventura.cl), a 500 metros del pueblo, ofrece alojamiento de primer nivel, camping y cabalgatas hacia el interior del valle.

Para una caminata lo mejor es tomar los servicios de Trekking Cochamó (www.trekkingcochamo.cl), que conoce bien los senderos, muchos de los cuales salen a Argentina, siendo utilizados por los mismos jesuitas que evitaron el lago Todos los Santos tras el asesinato de sus misioneros.

A media hora de Cochamó se encuentra Ralún, un caserío que continúa con el estilo chilote en su iglesia, ubicada arriba de una loma, con una vista del estuario que finaliza aquí su peregrinar. Desde aquí, los religiosos continuaron su odisea a pie, quizás por el mismo sendero que hoy, tras cuatro horas de caminata, desemboca en el lago Todos lo Santos y finalmente en el anhelado paso a Argentina. Un paso que hasta principios del siglo XX fue utilizado por colonos de ambos países para intercambiar productos y que hoy funciona netamente con fines turísticos. Es el llamado Cruce de Lagos. Un viaje que puede iniciarse recogiendo al turista desde los principales hoteles de Puerto Varas y cuyos pasajes y paquetes turísticos pueden ser obtenidos vía tour operadores o directamente con Cruce Andino, empresa que realiza la navegación hasta Bariloche (www.cruceandino.com).

NAVEGANDO POR LOS ANDES
Llegando al lago Todos los Santos por la Ruta 225, proveniente de Puerto Varas, y a 7 kilómetros de los saltos que llevan su nombre ($ 2.000), se ubica Petrohué, villa ecológica, cuyo lodge de lujo Petrohué (www.petrohue.com) cuenta con 20 habitaciones con vista a las esmeraldas aguas del lago y ofrece actividades outdoors ligadas al río, como rafting y pesca con mosca.

Desde aquí sale todo el año el confortable catamarán Lagos Andinos, servicio que desde 1913 atraviesa el lago, rodeado de cascadas, bosques de coigües, ulmos y olivillos, contando siempre con la presencia del volcán Osorno.  Tras una hora y 45 minutos de navegación, se arriba a Peulla, otra villa ecológica, donde al antiguo Hotel Peulla, que data de 1896, se le ha sumado el recién inaugurado Hotel Natura Patagonia. Un cuatro estrellas, que combina comodidad y modernidad en todas sus instalaciones, lo que lleva a dudar sobre continuar viaje tras el almuerzo en su cálido restaurante o quedarse a pernoctar en alguna de sus 69 habitaciones (www.hotelnatura.cl).

Continúe o no, hay un tiempo también de descanso en el que puede optar por distintas actividades de ecoturismo que ofrece Turistour, empresa receptiva a cargo de organizar cabalgatas, trekking, kayak y canopy por la zona, a lo que se le suma un viaje en un particular bus-camión, que permite conocer una granja de exóticos animales, como jabalíes y ciervos, para luego llegar a la silenciosa laguna El Encanto, que se navega durante media hora.

El viaje prosigue en bus junto al río Peulla, entre cumbres andinas, que salen a Argentina por el paso Pérez Rosales.

Luego de dos horas se llega a la localidad de Puerto Frías. Aquí, tras una combinación de barco que navega por el lago Frías hasta Puerto Alegre (20 minutos), y luego en bus, que arriba a Puerto Blest (10 minutos), se toma el catamarán que durante una hora navega por el azulado lago Nahuel Huapi, hasta llegar a Puerto Pañuelo.

Aquí se puede embarcar a la isla Victoria, famosa por su reserva de arrayanes, o tomar el bus, que tras 25 km llega finalmente a Bariloche.

DONDE COMER


En pto. varas Puro Toro. Carnes a la leña. Camino a Ensenada Km 1,5.

Da Alessandro. Pizzas y pastas. Costanera 1290.

Molino de Agua. Tenedor libre y repostería alemana. Ruta 225, km: 21,5.

Mediterráneo. Cocina regional. Santa Rosa 068.

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