jueves, 22 de julio de 2010

Rubielos de Mora Pórtico de Aragón

Encrucijada geográfica, cultural y económica, Rubielos de Mora se abre como un gran mirador natural sobre el altiplano de Teruel, recibiendo con fundada razón la calificación de “Pórtico de Aragón”.

Por Miguel Ángel Gómez -
Fotografías: Luis Medina

Rubielos de Mora se encuentra en la zona sureste de la provincia de Teruel, a 52 km al este de su capital, asentándose sobre una ondulada planicie a bastante altitud, 929 metros, en la comarca de Gúdar-Javalambre, situada al sur del macizo orográfico del Maestrazgo, de cuyo carácter serrano participa.

Cuenta con excelentes comunicaciones, de la Autovía Múdejar dista 15 km, así como de la estación del ferrocarril. Otras dos carreteras atraviesan el municipio, la de Castellón a la Puebla de Valverde y la de la Venta del Aire a Morella, discurriendo por incomparables parajes que cruzan el Maestrazgo.

Los más de 700 habitantes de Rubielos de Mora pueden enorgullecerse de residir en uno de los pueblos más bellos y armónicos, que mejor conserva su singular arquitectura, siendo una constante generalizada el afán restaurador respetando el sabor popular en los trabajos, galardonada la villa con el Premio “Europa Nostra” en 1983, en reconocimiento a la labor restauradora llevada a cabo, con empeño, por sus vecinos. Un largo historial en premios y distinciones a nivel nacional, regional y provincial han venido a reconocer esta notable labor.

De las murallas que abrazan la población queda un corto lienzo, más dos hermosas torres puerta, de San Antonio y del Carmen –s.XIV-, bajo almenas y matacán. No deja de sorprender que la primera iglesia parroquial, hoy convertida en iglesia conventual de las religiosas Madres Agustinas contemplativas, se sitúa a extramuros, con sus partes góticas del siglo XV, entre las que destaca la bella portada con arquivoltas apuntadas. En su entorno estaría el primitivo núcleo, y más tarde –quizás cuando Pedro IV “El Ceremonioso” la ascendió a villa en 1366- se fundó la actual villa amurallada. A fines del siglo XVI se inició intramuros la gran iglesia de Santa María, que fue colegiata, en grandioso estilo renacentista, de nave única con capillas entre los contrafuertes y todavía con el arcaísmo de las bóvedas de crucería; de gran monumentalidad son la portada con cuatro columnas, la torre con remate octogonal y el presbiterio en forma de concha, conservando en una de sus capillas el interesante retablo gótico de Nuestra Señora de los Ángeles –s.XV-. El antiguo convento del Carmen es del S.XVII, clasicista, con airosa torre y elegante claustro con órdenes de arquerías sobre columnas, hoy rehabilitado para usos residenciales y turísticos. Entre las numerosas ermitas con que cuenta la localidad destaca la gótica de los Santos Mártires –Abdón y Senén-, la de Hospitalico y la neoclásica de El Calvario de planta octogonal.

Como contrapunto a la colegiata, el edificio civil más monumental de Rubielos de Mora es la Casa Consistorial de sobrio arte renacentista, algo más antigua que aquella, con típica escalera de amplísimo zaguán, dignificado por una teoría de arquerías sobre columnas. El Hospital de Gracia es de sobrio Barroco. Larga es la nómina de casas hidalgas, de los siglos XVI al XVIII y todas de piedra, con aleros, herrajes, galerías y cuidadas portadas generalmente semicirculares: Marqueses de Villasegura, con noble escalera y oratorio barroco, Condes de Creixell, Condes de Florida, Barberán –después Marqueses de Tosos y Condes de Samitier-, Sánchez Cutanda, Ygual-Padilla, Báguena, casa del Mesón, Lloret, Cerbián Corbatón, y un largo etcétera de casonas singulares.

Es muy de destacar, la apertura en 2002, del Museo Salvador Victoria, todo un referente cultural, no ya sólo para la localidad, sino para la provincia e incluso para la comunidad autónoma. La ubicación del mismo es en el restaurado y acondicionado Hospital de Gracia, lugar espléndido para congregar la obra de Salvador Victoria y amigos (Juan Genovés, Antonio Saura, Luis Caruncho, Manuel Hernández Mompo, José Vento, Martín Chirino, etc). La talla de la obra es espectacular. Lugar que por si solo merece una visita, y si a ello unimos la belleza de la villa de Rubielos de Mora, con toda su monumentalidad, la visita es de lo más preciado.

Y como colofón el neogótico se despliega en un palacio de la plaza del Carmen, y el modernismo en dos Grupos Escolares. Todo en Rubielos de Mora desprende dignidad y buen gusto. No pocas obras del escultor José Gonzalvo pueden contemplarse en Rubielos de Mora, que casi se ha convertido en una exposición permanente de su obra, desde el monumento al toro embolado, pasando por el dedicado a la Guardia Civil, el vía crucis, la imagen del rey Pedro IV “El Ceremonioso” o el monumento a la paz.

Merece destacarse entre sus fiestas y festejos, las suertes del toro de soga y el toro embolado. La primera se caracteriza por correr el toro durante el día con una sola atada a los cuernos manejada hábilmente por mozos vestidos de blanco y fajín de azul, la tradición se remonta a antes de 1620. La segunda consiste en sacar al toro de noche, atado con dos sogas hasta el centro de la plaza, donde se amarra al pilón para colocarle el yuguete con las bolas de cáñamo y resina que arden lentamente, dejando al astado en libertad para que las gentes lo corran y lo sorteen.

En el calendario festivo destacan las celebraciones del 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen; el 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz; 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y una amplia programación festiva durante los fines de semana de julio y agosto principalmente, adquiriendo en los últimos años especial esplendor el Fin de Semana Medieval a finales de agosto, así como diversas romerías.

Su especial ubicación hace que se sitúe la villa en un enclave privilegiado en la ruta de la nieve, por su proximidad a la estación de esquí de Valdelinares.

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