sábado, 11 de junio de 2011

Consejos para el Camino de Santiago. Cuidado de los Pies Parte 2º

Cuidado de nuestros pies.




Son muchas las etapas que componen el Camino de Santiago, y muchas las rutas que parten de lugares distintos pero con el mismo destino, por lo que es importante, además de cuidar la alimentación, mostrar especial atención al calzado, la vestimenta y el descanso nocturno. Cuando sea necesario, se recomienda hacer un alto en el camino, disfrutar del paisaje y reponer energía disfrutando con lo que se come y lo que se bebe.

Desde el primer día de los entrenamientos, tenemos que dedicarles una atención especialísima, pues son ellos los que nos tienen que llevar a Santiago, y si los mimamos, nos llevarán sin ningún problema.

Es importantísima la higiene y lavado de los pies; por tanto, al terminar la etapa del día, caso de no poder ducharnos, cuando menos deberemos lavarlos cuidadosamente, y si tampoco tuvierámos agua, deberíamos darnos al acostarnos crema de saltratos, que alivia la fatiga y los refresca. 
El limpiador Grangers esta compuesto a base de agua, la formula respeta el medio ambiente. Elimina los olores de botas y zapatos. Especialmente eficaz en sandalias y duradero. No contiene productos nocivos para el medio ambiente.

Para evitar las ampollas, todos los días antes de comenzar a andar, les aplicaremos un poco de vaselina, especialmente en y entre los dedos, planta y talón. 
Especial atención a los calcetines sin costuras

Todos los días, después de darnos la vaselina, bien limpios, ponernos los calcetines de algodón sin costuras, si llevamos zapatillas, y si llevamos botas, además de los de algodón, otro par de lana, también bien limpios, pase lo que pase.
Caso de ampollas, los médicos no lo aconsejan por entender que es un sufrimiento innecesario, pero es muy efectivo; quemar una aguja de coser para estirilizarla, y atravesar la ampolla con la aguja en la que previamente habremos enhebrado un hilo, dejando el hilo dentro de la ampolla para que drene, y cortándolo por los extremos a un par de centímetros de la ampolla. 

Recordar también que no es conveniente ducharse antes de empezar a andar, especialmente con agua caliente y durante mucho tiempo, pues la piel de los pies se queda arrugada y es más propensa a las ampollas.
Por el contrario, ningún inconveniente en cuanto a refrescar los pies en una fuente o riachuelo por corto espacio de tiempo, teniendo la precaución de secarlos muy bien; la mejor forma es que se sequen al aire.

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